martes, julio 08, 2008

Adolf

Los lunes ni bien llego al trabajo, saludo a todos los muchachos. Uno por uno. ¿Qué cuesta? Los demás al llegar muerden un "hola" y se aíslan del mundo enfundados en auriculares tras sus computadoras ocho horas seguidas. Permanentemente saco temas de conversación, cuento chistes, relato mi fin de semana, muestro los videos del pibe jugando al fútbol (los subo todos a YouTube). Cualquier intento por generar compañerismo es inútil. Cuando me responden con monosílabos me desespero, es una falta de educación. A esos los agarro de punto. Es bien simple, si no me bancas te lo recordaré a cada momento y te buscaré charla a cada rato, mirándote fijo mientras bajas la mirada.

Yo se que en la oficina no me aguantan. Puedo verlo muy claro en sus caras, no es algo que deba manejar, es un problema de ellos. Trato día a día de hacer lo que aprendí de mamá y actúo como debe actuar un cristiano. Ante todo católico Apostólico Romano. Solo luego de eso, argentino, porteño, casado, sexo masculino e ingeniero. Se que no soy un mal tipo, al revés, puede decirse que soy un buen ejemplo para mis hijos. Andrés que con sus doce años tiene un futuro tan promisorio en el fútbol y Paola de trece que seguramente será una buena esposa, con suerte si es inteligente y estudia llega a odontóloga. Solo espero que no siga psicología, en esa carrera ponen en contra a las nenas con papá. Con Andrés es distinto, el pibe es muy bueno, todos los sábados viene a jugar con mis compañeros de oficina. No es una tarea fácil arreglar esos campeonatos. La gente hoy en día no tiene tiempo para nada, o eso dicen. Toda la semana siguiendo a estos pibes para conseguir los diez para el partido semanal. Menos mal que en la oficina tenemos el teléfono libre. Yo organizo. Llamo a todos, así no gastan ellos. También reservo la cancha, mando los mails con las invitaciones e imprimo la lista para no gastar tinta en casa. Hay que aprovechar lo que se da gratuito.

El teléfono también me sirve para organizar los eventos de la parroquia, que me demanda bastante tiempo. El último, el del coro de discapacitados fue agotador y no salió como a mi me gusta. Tanto esfuerzo para organizar algo que integre a personas con habilidades diferentes, para que termine pareciendo un grupo de mogólicos desafinados. Si el padre Carlos quiere que organice debe meterse menos y dejarme más margen de decisión. Cuando tuve más libertad las cosas salieron mejor, como la hamburgueseada de hace dos meses. Si se encarga él, seguro que compra cualquier cosa. Yo me fijé bien en la página web. Estaba la hamburguesa de 56 gramos, la XL y la Premium. El padre Carlos hubiese comprado seguro las Premiun de dos pesos, orgulloso de gastar en la mejor. Pero a mi no me agarran, me trencé con la vendedora por teléfono y conseguí, después de 30 minutos, las de 56 gramos a un peso con ochenta centavos cada una. ¡Y encima me regalaron la leña! Ese día me putearon por no largar el teléfono. Pero que no me jodan, si es para la parroquia y para ayudar al prójimo. ¿Quién puede enojarse?

El otro día mostré fotos de mi señora, que está re bien para la edad que tiene. Se que todos se hicieron los boludos. Se que todos deben pensar "¿Qué hace una mina así con este nabo?". Al toque se hicieron los graciosos y empezaron con el típico "larga las fotos de la nena". Como si fueran hacerme embroncar, les mandé vía MSN el álbum Picasa con las fotos de las vacaciones en Mar de Ajó con la leyenda "miren que buena está la nena, salió a su mamá". Se cagaron todos en las patas, no me dijeron nada, salvo Marcelo (ese es el que peor me cae, una vez lo escuché bromear "Adolf, entendé, no está buena tu esposa") qué contestó diciéndome que era un enfermo al vender mi hija como un "gato". Pelotudo, encima que me dice Adolf porque soy hijo de alemanes. Como querían historias de gatos largué con lo de Adela. "No vendo a mi hija. Si yo odio a los gatos. La abuela del lado de casa vive sola, no tiene familia pero si varios siameses. Son lo más rompebolas que existe. El otro día tenía uno de esos en el patio. ¿Saben que hice? Lo cagué bien a palos. Cuando el mierdita dejó de chillar, se lo llevé bien durito. Le golpee la puerta y se lo largué en los pies y le dije que la próxima vez cuide mejor a sus bichos". Ni siquiera pudo contestar, pero aunque no me salude ya en la iglesia nunca más tuve a sus gatos en casa.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Dos puntualizaciones,1)En realidad se aplicaria este relato a cualquier espécimen masculino de la raza humana independientemente del país,localidad o credo.2)La sintaxis de este ...mmm como llamarlo relato de la realidad de casi cualquier oficina es deficiente hay varios parrafos con errores ej."Ni siquiera pudo contestar, pero aunque no me salude ya en la iglesia nunca más tuve a sus gatos en casa.".
Calificación 7/10 Puede y debe rendir mas.
Dyer

Mariana dijo...

Me gustó!!!
Me hizo recordar a un par de especímenes parroquiales de mi época de Scout. :P
Sigo leyendo...

Francis dijo...

Tu hermetismo y tu violencia para relatar los hechos que seucenden en tu vida son excelentes, voy a venir al blog todos los días y te voy a poner en los vinculos para no olvidarme, saludos de otro blogger.

Masticora :P

Anónimo dijo...

ay sos todo.

Lake dijo...

Sos un comunista homosexual y arderás en el infierno.

Denis Fernández dijo...

Buenas,
asombroso, en un solo artículo metiste más de 5 temas. Muy buenos argumentos de oficina.
SAludos!

ELECTROCHONGO dijo...

en mi oficina hay varios que son así

yo soy de los que contestan en monosílabos..

peor cuando uno de esos me viene a preguntar si sigo tocando...

o que me quieran hablar de fútbol! en la perra vida me interesó el futbol!