domingo, junio 21, 2009

Debates narcóticos

El amor tiene una cuenta de irracionalidad tan grande que no me siento cómodo con él.



sábado, abril 04, 2009

Estés donde estés

No, no pienses que esto es acabar
yo no me suelo conformar
con callar, soportar, aguantar

Sé, que a mi me duele más que a ti
y no lo puedo consentir
voy a hacer que te acuerdes de mi
dejame, ya da igual
no me debes ni una explicación más
dejame, confirmar si es peor vengarse que perdonar

Estés donde estés, no importa con quien
voy a hacer que me odies
estés como estés, muy mal o muy bien
no me vas a olvidar

Sé que crees que no está nada mal
hacer tu santa voluntad
abusar, humillar, despreciar

No, no te lo vuelvo a repetir
porque prefiero no insistir
pero tu no te burlas de mi.

Dejalo, borralo, ya no queda nada más que rencor
dejalo, es mejor, no hace falta que me des la razón.

Estés donde estés, no importa con quien
voy a hacer que me odies
estés como estés, muy mal o muy bien
no me vas a olvidar

Estés donde estés, no importa con quien
voy a hacer que me odies
estés como estés, muy mal o muy bien
no me vas a olvidar

Vuelves a mentir, no me engañas
tú no eres feliz, no sin mi, no sin quien te haga sufrir

Estés donde estés, no importa con quien
voy a hacer que me odies
estés como estés, muy mal o muy bien
no me vas a olvidar

Estés donde estés, no importa con quien
voy a hacer que me odies
estés como estés, muy mal o muy bien
no me vas a olvidar

Estés donde estés


(Fangoria)

lunes, marzo 23, 2009

Medios


.--------------------------------------------------------------------.
| Inicio de sesión: Domingo, 14 de Marzo de 2004 |
| Participantes:
| Yolanda Love (yoli_amor@hotmail.com)
| Il Pettit Prince Est Détruit (mateo_joshue@hotmail.com)
.--------------------------------------------------------------------.

[07:38:52 a.m.] Il Pettit Pr: ey
[07:38:58 a.m.] Yolanda Love: hola
[07:39:40 a.m.] Se completó la transferencia de "yoli_amor.jpg".
[07:39:56 a.m.] Il Pettit Pr: che ¿Por donde estás?
[07:40:08 a.m.] Yolanda Love: Almagro
[07:40:20 a.m.] Il Pettit Pr: ok
[07:40:22 a.m.] Il Pettit Pr: ¿Tenés lugar?
[07:40:54 a.m.] Yolanda Love: si, puede ser
[07:40:57 a.m.] Yolanda Love: ¿Qué te gusta?
[07:40:58 a.m.] Il Pettit Pr: ok
[07:41:03 a.m.] Il Pettit Pr: soy activo, muy calentón, franelero
[07:41:12 a.m.] Il Pettit Pr: ¿Vos?
[07:41:17 a.m.] Yolanda Love: me da igual
[07:41:28 a.m.] Il Pettit Pr: perfecto, ¿Te gustaría que nos encontráramos?
[07:42:14 a.m.] Yolanda Love: ¿Así ya? ¿Qué edad tenés?
[07:42:19 a.m.] Il Pettit Pr: 23 y estoy al re palo, me gustaría hacer algo bien copado
[07:42:38 a.m.] Il Pettit Pr: ¿Vos qué me decís?
[07:42:54 a.m.] Yolanda Love: y no sé, ¿Por donde andás?
[07:42:59 a.m.] Il Pettit Pr: Palermo, por Thames y Güemes, al toque, tengo auto
[07:43:19 a.m.] Yolanda Love: ah ok
[07:43:31 a.m.] Il Pettit Pr: bien ¿Te gustaría hacer algo?
[07:43:42 a.m.] Yolanda Love: mmmmm…
[07:43:59 a.m.] Il Pettit Pr: mira, esta en vos
[07:44:05 a.m.] Il Pettit Pr: pero decíme que es lo que querés, lo mío es bien claro, no sé, podemos pasarla de 10, pero la decisión es tuya
[07:45:00 a.m.] Yolanda Love: ok, pero te pido discreción si? No me gustan las cosas raras
[07:45:09 a.m.] Il Pettit Pr: sí claro
[07:45:17 a.m.] Il Pettit Pr: por supuesto 100% discreción
[07:45:25 a.m.] Yolanda Love: ¿Cómo hacemos?
[07:45:53 a.m.] Il Pettit Pr: ¿Vos tenés lugar?
[07:45:58 a.m.] Yolanda Love: sí
[07:46:16 a.m.] Il Pettit Pr: Decime voy por donde estés
[07:46:44 a.m.] Yolanda Love: ¿Querés venir para el departamento? A eso de las 10:00 tengo que irme
[07:46:52 a.m.] Il Pettit Pr: ok, bueno, decime donde es que me voy para allá
[07:47:03 a.m.] Yolanda Love: ok
[07:47:06 a.m.] Yolanda Love: Sarmiento y Medrano
[07:47:27 a.m.] Il Pettit Pr: ¿Es una casa o departamento?
[07:48:15 a.m.] Yolanda Love: 7º B
[07:47:21 a.m.] Il Pettit Pr: ah ok, bien
[07:47:50 a.m.] Il Pettit Pr: ¿Vas a estar ahí, no?
[07:47:54 a.m.] Yolanda Love: sí claro ¿Cómo te llamas?
[07:48:22 a.m.] Il Pettit Pr: Mateo ¿Querés que vaya para allá ahora? ¿Vos?
[07:48:30 a.m.] Yolanda Love: Matías
[07:48:31 a.m.] Yolanda Love: dale
[07:48:37 a.m.] Il Pettit Pr: ok, che
[07:48:43 a.m.] Il Pettit Pr: ¿Tenés webcam ahí?
[07:48:48 a.m.] Yolanda Love: no
[07:48:57 a.m.] Il Pettit Pr: bueno me voy para allá, esperame ¿Si?
[07:49:03 a.m.] Yolanda Love: si
[07:49:17 a.m.] Il Pettit Pr: bueno voy para allá
[07:49:27 a.m.] Yolanda Love: ok


Enlaces relacionados:

lunes, marzo 16, 2009

Web 2.0


Reviso mi perfil de Facebook (el que lleva el nombre y no el seudónimo). No tengo nada en común con esa persona. No me interesan las cosas que hace, ni sus contactos, ni sus mensajes, ni sus fotos con gente olvidable. Su falsa vida...

sábado, noviembre 22, 2008

Pateando palomas

De pequeño como todo niño estuve fascinado por los animales. Los sapos fueron los primeros en recibir mi atención. Me encantaba rociarlos con sal y mirar su agonía. Pasaba horas apedreándolos y mirando como se transformaban en hamburguesa. En noviembre y diciembre el método estaba centrado en explosivos que eran tan fáciles de conseguir para un menor en esa época.
A las langostas del patio las controlaba cortándole las patas o la cabeza. A los grillos los encerraba en frascos y creaba mis pociones venenosas con lo encontraba en la casa, aceite, vinagre, alcohol, lavandina. Tenía colecciones de arañas que hacía pelear en cajitas de madera, a la ganadora le regalaba hormigas como ofrendas (las que no comía yo, porque disfrutaba ver la cara de mis amigos cuando masticaba hormigas rojas que te hacían picar la boca con su ácido fórmico).
Sentía fascinación por las trampas para ratas y su mecanismo medieval. Detestaba a Jerry y soñaba con Tom tragándoselo en un gran festín.

Las palomas nunca formaron parte de mi obsesión infantil. Cuando en mi adolescencia comencé a traspasar los límites del barrio para ir al secundario, puede ver lo que es una plaga real. Era una de las primeras veces que andaba solo fuera del barrio. Caminaba extasiado con mi libertad, sintiéndome adulto por cargar unos libros de biología y tener un blazer heredado que me quedaba demasiado holgado. Era un momento perfecto en el que sentía que comenzaba mi vida, que no necesitaba a mis padres. Estos pensamientos me mantenían drogado cuando un golpe en plena cara me dejó atontado. Los libros cayeron al suelo y se cortó la banda elástica que los sujetaba. Comprendí que dos palomas me habían golpeado de lleno porque me aventuré a caminar entre ellas. Fueron unos segundos eternos. Todo se movía lento. Todos se reían. Yo, el idiota que hasta los seres más inofensivos atacaban. No me podía mover. No recogía mis libros. Solo sentía las lágrimas de impotencia que caían por las mejillas. Supe que era una guerra. Una de esas guerras para toda la vida. Bajaba del colectivo en una plaza y antes que mi pie abandonara el escalón tenía que calcular no tocar a uno de estos bichos y realmente prefería pisar un sorete canino. Detestaba la arrogancia con la que caminan, como si nosotros (humanos, pensantes y superiores tuviésemos que pedirles permiso para andar). Invaden todo, ensucian todo. Se alimentan de todo, no perdonan ni la arena que se desprende del cemento de los monumentos. Se mofan de la belleza que crea el hombre. Si ves la Catedral de cualquier ciudad verás los estragos que son capaces de cometer.
Estoy convencido de que tienen su propio lenguaje. Ellas saben quien soy, lo comentan entre ellas. Son bichos espantosos y la gente les tiene cariño. Son portadoras de las mismas pestes que las ratas, pero corren mejor suerte que sus hermanas no aladas. La gente las alimenta. Las mira con cariño. Las cuida. Deja que sus hijos jueguen con ellas en las plazas. Algunos permiten que se posen sobre sus cuerpos como si estos fueran estatuas de próceres. Las que habitan en la ciudad sufren monstruosas deformaciones. Se parecen a gallinas mutantes. En sus picos llevan carnosidades similares a las de un leproso. Así y todo se las mira con ternura. Se simboliza a la paz con una de estas abominaciones, como si el color blanco les otorgase la pureza que no tienen. En el cristianismo representan al Espíritu Santo, concediendo menos dudas a una posible infidelidad de María. Si en un libro de catequesis veía una paloma, si veía el logo de la ONU, me venía la misma sensación. El mundo se detenía, sudaba frío por la espalda y aparecían las nauseas.

Volví a los ritos de mi niñez envuelto en una locura obsesiva. Si se cruzaban en mi camino las pateaba ante miradas reprobatorias de señoras y bocas abiertas de niños. Si se posaban en la ventana del aula les disparaba con improvisados proyectiles: bolígrafos, gomas, reglas. No me importaba la sanción. En los recreos subía al campanario de la parroquia (concurría a un colegio católico) y les dejaba semillas con veneno de rata. Era indescriptible el momento en que caían como plomo produciendo un sonido seco en el patio. El rector no sabía que sucedía, era normal ver a la portera con una bolsa de consorcio negra cargando los cuerpos de las roñosas. Comencé a cargar líquido para encendedores. Si nadie veía -cuando pasaba por una plaza- las rociaba y siendo tan perezosas, no se molestaban en alzar vuelo; solo se adelantaban grotescamente unos pasos y no los necesarios para escapar del encendedor de cocina que llevaba en mi mochila. Podía pasar horas quemándolas y disfrutando el olor de las plumas chamuscadas. En cuestión de tiempo me hice un pirómano experto. Revisaba cada árbol, cada cornisa que quedaba a mi alcance. Quemaba sus nidos, su mugre. Llegué incluso a llevarme un nido con crías y huevos dentro del Tupper de la merienda hasta casa y observar como se extinguían dentro del microondas. Todos los días me transportaba alguna presa. Las crucificaba. Las electrocutaba. Las ponía en agua hirviendo. Las rociaba con aerosoles. Les inyectaba cualquier cosa que encontrase en el baño, mi preferida era el amoniaco. Les pinchaba los ojos con el punzón de la clase de “Actividades Prácticas” y las soltaba al patio mientras las perseguía con la cortadora de césped hasta sentir cómo se destrozaban en las cuchillas

No comprendí demasiado cuando el doctor dijo meningitis por criptococosis, pero sí que usar mi lunchera para transportar a las indeseadas había sido mala idea. Los síntomas habían comenzado con cefaleas crónicas, vómitos, fotofobia. Ahora sólo escucho palabras del tipo población linfocitaria, TAC, SPECT, anfotericin.
Un despropósito que estas alimañas que trasmiten histoplamosis, toxoplasmosis, clamidiasis, encefalitis, salmonelosis, tuberculosis y muchas más sean consideradas inofensivas.
Mamá cree que estoy dormido. Llorando le cuenta a una amiga que presento un cuadro convulsivo grave y sepsis bacteriana. Que mis secuelas son algún tipo de retraso mental no determinado, epilepsia rebelde al tratamiento, dismetría, trastornos del sueño… y dejo de escuchar cuando veo posadas en la ventana a dos palomas que me miran. Se miran. Estoy seguro que saben quien soy.