Margarita

Por algo me resistía. Pero cuando M me llamó el viernes para decirme que tenía reservados aéreos y hotel para Isla Margarita, no pude negarme, llevo meses aquí y no fui a conocer, porque me queda tiempo, pero él solo tenía este fin de semana.
Todo ocurrió como lo detallaré a continuación, sin exageraciones.
Llegamos al aeropuerto pornográficamente temprano, a las 8:00 AM cuando el vuelo partía a las 10:20 AM. Realizamos el check-in y nos dispusimos a desayunar.
Cansados de perder el tiempo en nada nos dirigimos a la zona de embarque donde recorrimos las tiendas pelotudeando un poco. ¿Puede alguien pasarse HORAS viendo gorras Ferrari? (que dicho sea de paso son espantosas) ¡Qué ganas de matarlo!
Cuando no quedaron baratijas que examinar, los monitores nos informaban que la puerta de embarque era la 5B (a diferencia de la anunciada puerta 2). Partimos hacia la nueva puerta y nos quedamos esperando. Ya las 10:20 ante la ausencia del personal de Aeropostal, decidimos con M ir a averiguar lo que sucedía. Llegamos a atención de clientes de tan desastrosa compañía, para enterarnos que el vuelo estaba cerrado y listo para partir desde la inicial puerta 2. Pedazos de aborígenes, la desorganización de este país es sorprendente, a los "chamos" le importa nada cuestiones como EDUCACION Y ORGANIZACIÓN. Luego de hacerme oír con algunas exquisiteces como "DEJEN DE PENSAR EN EL NIÑITO JESUS O EN EL AMIGO INVISIBLE", decidieron pasarnos al vuelo de las 11:30, porque su idea era dejarnos varados (junto con 9 personas más). Pregunto: ¿No notaron que faltaban 15 personas en el vuelo?).
Una vez volando, delante de mí se ubicó un subnormal que se dedicaba a gritarle groserías a las azafatas, quienes siguiendo mi teoría de la fiebre uterina, coqueteaban contentas. El animal en cuestión fue insufrible los 40 minutos de vuelo, que insistía en ponerme el respaldo del asiento sobre el pecho, y yo insistía en clavarle las rodillas en los pulmones. Y además reafirmo una vez más mi teoría de que a los animales deberían prohibirle el uso de medios de transportes.
Abandonando el aeropuerto me dí cuenta que olvidé MI HERMOSO LIBRO A BORDO, y ya llevábamos varios km en taxi.
Llegando al hotel nos pidieron esperar 3 horas (de reloj) por un cuarto, para luego informarnos que no había. Ojo que no era cualquier hotel, era una cadena reconocida. El conserje como si nada, cuando yo quería saltar el mostrador y patearle la cara de feliz caribeño comunista miraba como si fuese lo más natural del mundo hacer esperar, horas y horas a gente que hizo la reserva con anticipación y luego negarles una habitación.
Reservamos en otro y ni siquiera nos pagaron el taxi.
Resultado: dos días de descanso, quedaron drásticamente reducido a uno. La billetera sufrió también una dieta extrema. Y la atención es a lo venezolano O SEA UNA ATENCION DE MIERDA, A LO LATINOAMERICANO.
Este país es un desastre.