Recomendación "La Rosalia"

Contando los horas para retornar a “Europa la pobre” (cómo le dicen a Argentina por aquí) por cuatro días para reencontrarme con la gente (luego nuevamente al país sudamericano del petróleo), recordé ese lugar al que fui con mis buenos amigos Wild Mambo Rocket y Klau. “La Rosalia” casi en pleno Palermo chic, posee ese “encanto” que solo tiene un bar de terminal en alguna parada de madrugada de un eterno viaje en micro. Un lugar donde la parrilla se encuentra justo ahí dentro de lugar. Especialidad de la casa el chorizo en mariposa. No dejarse intimidar por doña Rosalia que no tiene nada que envidiarle a “El Padrino” observando atentamente que los mozos (bizarros parientes sin lugar a duda) no te den una papa frita extra. No dejarse intimidar por el baño que es tan amplio como una alacena de cocina y menos higiénico que pozo negro. No dejarse intimidar por los personajes que concurren al lugar. No dejarse intimidar por los manteles de papel con la impresión del nombre del lugar coronados con manchas de grasa. No dejarse intimidar por un televisor que eternamente pasa partidos de fútbol de extraños países. No dejarse intimidar por la cuenta, que será amablemente más económica que cualquier lugar en el que –seguro- no se come bien como aquí; y seguro nadie, como doña Rosalia, te hará una factura a medida, donde ocultará las grandes dosis de alcohol en Pepsis Light para poder presentar la factura como viáticos en el laburo. Una joya en Palermo que no deben dejar de visitar. Y sobre todo, no intimidarse y pedir el vino de la casa en un perfecto pingüino que no es tan venenoso, que cuando fuimos jóvenes y hermosos tomamos porquerías peores.